jueves, 26 de noviembre de 2020

Un privilegio de locura





Esta bendita locura como bien
la llaman sus dueñas, Ana y
Ángela, está situada en El
Puerto de Santa María, la finca
se centra principalmente en una
casa de viña de mediados del
siglo XIX, acompañada por 15
hectáreas de viñedo de las
cuales 14 están arrendadas y 1 tiene la propietaria,tienen entre 25 y 30 años de antigüedad, aunque hay algunas zonas de nueva plantación.

Con la característica tierra albariza de la zona, las variedades que se cultivan en la viña son Palomino Fino, para la elaboración de los blancos y de los generosos, Tintilla de Rota, uva tinta autóctona de la zona, Petit Verdot y Syrah.La poda que se realiza en la finca es la denominada “vara y pulgar” es la técnica más utilizada en el Marco de Jerez, y los propietarios han decidido continuar con esta técnica. 

Se trata de un proyecto que han puesto en marcha dos mujeres emprendedoras que cansadas de vivir en la ciudad, deciden invertir, y han trasladado su residencia a este magnífico entorno de la campiña jerezana. Tras conocer que está a la venta deciden comprarla para convertirla en un establecimiento y realizar su proyecto de vida. Aunque económicamente no viven de este proyecto, sí que les ha robado bastante tiempo de sus vidas, un trabajo incansable de más de dos años, ha conseguido que hoy sea una realidad gracias a la dedicación, ilusión, el tiempo y la inversión que le han dedicado a este proyecto. 



Este bonito proyecto ofrece alojamiento, con tres exclusivas habitaciones con el nombre  de las variedades de uvas tintas que se cultivan en la viña: Syrah, Petit Verdot y Tintilla de Rota, totalmente restauradas,todo al mínimo detalle. En cuanto a la restauración,con el juego de antítesis sobre La Bendita Locura,han llamado a su cocina, La Maldita Cordura, de la que se encarga Ángela, ofrece platos con productos locales y de temporada.Siempre con una llamada de reserva, la chef ofrece varias propuestas de menú degustación con un máximo de 24 personas.Gracias a su entorno único, ya sea por sus salones,su capilla, exteriores, da la posibilidad de realizar cualquier tipo de evento desde bodas,comuniones a comidas de empresas,donde ellas se encargan de todo.

Para finalizar, y creo que es lo más importante y exclusivo, son las experiencias que nos ofrecen,de las cuales puedo mencionar las catas privadas,para los pequeños y mayores una vendimia familiar, también iniciacion a la astronomía desde la campiña gracias a su ubicación alejados de la contaminación lumínica de la ciudad y con cielo despejado,vendimia nocturna,con charlas sobre las variedades de uva que disponen así como las técnicas de pisada,o ya fuera de su entorno ofrecen actividades como el verdeo, donde recolectan las aceitunas y realizan el prensado.

Se trata de un proyecto ilusionante que han conseguido llevar a cabo personas que no tienen vinculación con el sector del vino, sin embargo han entendido el potencial atractivo que tiene este tipo de proyectos y la demanda que existe sobre este producto enoturístico.

Estas chicas han trabajado por una parte en recuperar el patrimonio monumental de una casa del siglo XIX, para convertirla en una oferta de alojamiento, restauración y zona de ocio y eventos, vinculadas al mundo del vino. Por otro lado están elaborando sus propios vinos de manera artesanal, realizando pruebas con distintas variedades y fermentaciones y embotellando vinos con nombres tan singulares como “Currito Núñez”.

Es una apuesta por la recuperación del sector de la producción, ya que solo vinculamos el vino a la visita a la bodega y desconocemos lo más importante que es de donde procede y cómo se cría la materia prima.


http://www.labenditalocura.com/

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